miércoles

67. San Xoán do Mosteiro, un sorbo, cuatro cruces y un deseo



Fuente Santa y una de las cruces
Es uno de los rincones secretos de Galicia. Nuestra particular Fontana de Trevi. Hoy visitamos una ‘fuente santa’ peculiar, ya que en vez de curar enfermedades, tiene la capacidad, según la tradición, de cumplir los deseos. Muy cerca de Barciademera, en una carballeira con árboles centenarios que se encuentra cerca de Barciademera (Covelo-Pontevedra), se encuentra una capilla dedicada a San Juan, en la que celebra una conocida romería local el 24 de junio. Rodeada de una abundante arboleda y con el sonido intenso del río Alén, este templo data del siglo XII, aunque fue reedificado entre los años 1705 y 1709.
capilla
Podría quedarme sentado junto a los enormes árboles, sentado en una piedra escuchando el sonido del río, pero antes de que me pase como a San Ero de Armenteira (que escuchando el canto de los pájaros, pasaron 300 años (cap.5)), seguimos camino hasta el destino de nuestra visita a este hermoso paraje: la Fuente Santa.
Por detrás de la capilla existe un camino en el que se deben seguir los carteles que guían hasta el manantial. Discurre paralelo al río y cruza un puente románico para cambiar de dirección. Pocos metros después se llega a la fuente. En realidad es una construcción moderna, aunque los vecinos aseguran que fue redescubierta, ya que ahí existía desde antiguo. 
Docenas de cruces en torno a la fuente
Lo que más sorprende es ver docenas, quizá más de un centenar, de cruces junto a los caños del manantial. Los hay elaborados, amurados en alguna de las rocas, de madera pulida y clavada en los árboles cercanos y docenas de ellas elaboradas toscamente con trozos de ramas. Están junto al camino, sobre la fuente y entre las hierbas cercanas.
Preguntamos a dos vecinas que pasaban por allí cuál era la tradición de la fuente. Su capacidad es la de conceder deseos. “Hay que beber un sorbo, dejar cuatro cruces y pedir un deseo”. Aunque nos hablaron de cuatro cruces, lo cierto es que junto al manantial había docenas, pero algunos ‘usuarios’ habían dejado solo una, al menos una bien elaborada.
Puente románico sobre el río Alén
Las vecinas contaron también que donde existe la fuente es donde se habría emplazado el monasterio que da nombre al lugar. Por allí pasaba uno de los ramales del antiguo camino que unía Portugal y Santiago de Compostela. De hecho, el camino que conduce de la capilla a la fuente está pavimentada con piedras que podrían haber sido parte de este camino o de la construcción que fue utilizada por los monjes cistercienses de Melón (Ourense).
Según la creencia de los vecinos, las piedras del antiguo monasterio sirvieron para construir la rectoral de Barciademera, construcción que también merece una visita.

Qué más ver
Rectoral de Barciademera
Relativamente cerca de allí se encuentra la iglesia de Barciademera. Merece la pena una visita a la rectoral, adjunta a la iglesia, especialmente la entrada. Data de mediados del siglo XVI. Encima del portalón existe un frontón de arco deprimido, partido en la parte central con posibles inspiraciones aztecas. El “atlante” que la remata es un aborigen de América, réplica del gigante de la mitología helénica que, como penitencia por su derrota, fue condenado por Zeus a sostener el firmamento sobre sus hombros.

Cómo llegar
Desde el centro de Barciademera hay que dirigirse hacia Alén por la carretera PO-4300. Hay un desvío señalizado hacia San Xoán do Mosteiro, a la derecha. Durante unos metros hay una pista asfaltada, pero luego es de tierra. Conviene dejar el coche allí y seguir el camino a pie.

GPS:
42° 16' 46,7436"
-8° 24' 21,5064"

Escúchame en la Radio Galega hablando de San Xoán do Mosteiro: http://www.crtvg.es/rg/destacados/a-tarde-a-tarde-do-dia-20-12-2019-4240347

También puedes visitar:

2 comentarios:

  1. Cuántas y tantas veces fuimos por esos caminos en días soleados y bajo aguaceros poniéndonos perdidos; ya llegados bajo la gran chimenea secando las ropas y dejando el calzado a un lado apoyado en los calientes perpiaños. Entonces, Silva, nuestro compañero siempre tenía ese recibimiento en su rectoral de la que él fue pastor pretérito.
    Aquellas visitas las reflejé tranquilamente en algunos bocetos y siempre llamaban mi atención el sincretismo perfecto de tan sutil mezcla entre distantes mitologías. Tan diferentes, tan parecidas, tan iguales.
    Con el tiempo y nuestras estancias alargadas por su hospitalidad se nos venían los veranos encima como el sol que poniéndose hacia el Atlántico recalcaba más aún aquel ser sostenedor de un bolo terrible y terráqueo penedo.
    Los bocetos se perdieron entre tantas manos amigas que danzarán por sus casas entre libros mientras yo sigo pensando que algunos se dejaron en esa tierra, en sus huertas donde acampábamos muchas veces y recorriendo sus cercados íbamos a bañarnos en las frías aguas de su río Alén que no Mera, del Tea, bien lejos como para caminar tras los campos de hierbas altas y saltar en sus oscuras pozas. Hoy desconozco como están pero este año imagino que arrastrando limpiadoras aguas bravas que bien les van haciendo falta.
    De esto hace bastante más de treinta y tres años.
    Saudade e Ceibedade :]

    ResponderEliminar
  2. Muchas gracias por tu visita y tus comentarios. San Xoán do Mosteiro es un lugar irrepetible.
    Saludos

    ResponderEliminar