Botas dejadas en el Cabo Fisterra |
Volvemos al ‘fin del mundo’. En el libro menciono hasta tres
lugares (6, 10 y 34) situados en este municipio que fue, para buena parte del mundo antiguo
europeo, el fin de la tierra, un lugar sagrado donde el sol se ocultaba más
tarde que en ningún otro punto de la Europa continental.
En los últimos años se ha incrementado el número de
peregrinos que, haciendo el Camino de Santiago, terminan su periplo no en la
catedral compostelana, sino en el cabo de Fisterra, allí donde dicen que el
romano Décimo Junio Bruto no quiso marcharse sin ver cómo Febo se ocultaba en
el agua.
Hace unos días estuve en Fisterra y pude comprobar que esa mayor
afluencia de peregrinos es cierta. Allí había caminantes no solo de España,
sino de países centroeuropeos e ingleses. Pero lo que más me llamó la atención
fueron los ritos que se realizan en esta parte singular del Camino de Santiago
y que no se veían con demasiada frecuencia hace algunos años. Es que en
diferentes partes del cabo, entre las abundantes rocas, en una cruz que
recuerda a una persona fallecida e incluso junto a una antena de radio, hay
prendas de ropa –botas, zapatillas, abrigos…- y otros objetos dejados por los
peregrinos.
Ropa junto a la cruz y piedras en montículos |
Esta actitud tiene un claro simbolismo. El culminar un
camino iniciático, como lo es el de Santiago, renueva al peregrino y el dejar
sus prendas viejas para ponerse unas nuevas, como si esta actitud fuese un
renacimiento.
En la Edad Media, los peregrinos a Compostela dejaban sus
ropas viejas en la plaza de Acibechería, siguiendo este simbolismo. Hoy en día,
cada vez con mayor frecuencia, es costumbre cumplir con este rito en el Cabo
Fisterra, en el verdadero final del Camino. Así es que se encuentran entre las
rocas todo tipo de ropas y calzados, así como otros objetos personales, dejados
como recuerdo. Pero hay más.
Las piedras del Camino
Ofrendas en un cruceiro junto a la playa Langosteira |
En Fisterra, al igual que en muchos otros lugares del Camino,
es habitual ver piedras traídas de otras latitudes y colocadas en tocas,
cruceiros y otros lugares singulares. En las creencias cristianas relacionadas
con el Camino de Santiago, las piedras representan una especie de penitencia,
muchas veces transportada desde su punto de salida y que concede perdón a sus
pecados proporcional al peso de la piedra. Depositar una piedra durante o al
final del camino significa dejar algo pasado que el Camino va a transformar.
En términos más paganos, estos amontonamientos de piedras
recuerdan a los altares ‘mercuriales’, dedicados al dios romano que protegía a
los que viajaban. Asimismo, también recuerdan a los ‘milladoiros’ gallegos,
amontonamientos de piedras en los que se invocaban a los dioses prerromanos.
Y no solo hay piedras. En los cruceiros que están en la
localidad, en el itinerario a Compostela, hay todo tipo de objetos, incluso
conchas de bivalvos.
Puedes ver el reportaje que hicimos sobre Fisterra para el programa "Milenio", de la TVG:
Cerca de aquí puedes ver:
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