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120. Compostela, la fuente santa más famosa de Europa

En el claustro de la catedral de Santiago de Compostela se conserva (lo que queda de) una fuente de granito que seguramente fue la fuente santa más famosa de Europa durante la Edad Media. Se construyó en el año 1122 y estaba situada en el entorno de la plaza de Platerías. Tenía una columna de bronce en el centro y estaba rematada con cuatro figuras de leones. Sus aguas sirvieron de alivio durante 300 años a los peregrinos que se acercaban a la ciudad santa de Occidente para honrar al apóstol Santiago, ya que “por la afluencia de tanta agua, [los peregrinos] la llamaban agua de Santiago, salubérrima y preparada por Dios para uso de los hombres”, según hace referencia a este manantial la Historia Compostelana, obra que mandó redactar por aquellas fechas Diego Gelmírez, primer arzobispo compostelano.

El manantial sagrado también se cita en el igualmente célebre Códice Calixtino, escrito en el siglo XII. Allí se menciona que el agua que manaba era “dulce, nutritiva, sana, clara, muy buena, caliente en invierno y fresca en verano”. El liquido salía por un agujero y luego se canalizaba por debajo de la tierra. Sobre el tamaño de la pila, en el texto se dice que podían bañarse quince hombres, lo que contrasta un poco con el recipiente que se conserva en el claustro, ya que escasamente cumple que con las dimensiones necesarias.

De cualquier modo, la fuente instalada en Platerías fue desmontada en el siglo XV y posteriormente se construyó la actual fuente “de los caballos”.

De las fuentes compostelanas que estaban vinculadas a los peregrinos y al apóstol, se conserva la ubicada en la Rúa do Franco, frente a la entrada del Pazo de Fonseca. Este es el manantial en el que, según la tradición, bebieron los bueyes bravos que trajeron el cuerpo del Santiago. En cualquier caso, esta última fue remodelada en el siglo XIX, y hoy es un manantial prácticamente olvidado.

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