Junto a la campana
de la ermita de San Pedro de Pías (Escuadro-Maceda), en una de las
piedras que dan forma a la espadaña, hay una inscripción en latín
que dice así:
TOROLO
COMBIC
IEGO. FLA
VIVUS. FLA
VIANVS
V S L M
Lo que traducido
quiere decir algo así como “Al dios Torolo Combiciego, Flavio
Faviano ofrece gustoso su voto”. Es evidente que esta piedra,
reutilizada para construir el templo, es una ara de ofrenda de la
época romana que un tal Flavio Faviano hizo al dios Torolo de
Combiciego.
¿Qué dios es este? ¿Cómo fue a para a una iglesia este exvoto? Vamos por partes.
Torolo no está en
el panteón tradicional de los dioses romanos, por lo que seguramente
se trata de una deidad local que -durante el imperio romano- fue
adoptado por los habitantes de este entorno como un dios local
protector. Hay diversidad de criterios al respecto, pero por la raiz
latina de la palabra “Toro” significa monte -“Torolo” sería
un diminutivo-, y “Combiciano” hace referencia a un topónimo del
entorno. Así, esta deidad estaría relacionada con un monte local.
En cuanto a por qué forma parte de las piedras de una iglesia, lo cierto es que han pasado al menos 1600 años desde se depositó esta ofrenda y es difícil saberlo con certeza. Pero es muy probable que este “reciclaje” de objetos sagrados se produjo cuando el cristianismo se instauró en estas tierras como religión oficial y fue entonces que se sustituyeron los antiguos dioses por santos del panteón cristiano. Y en este caso le habría tocado a san Pedro sustituir a Torolo. En cualquier caso, hay otros restos romanos encontrados en el entorno. En los años 70 dei siglo pasado, X.C. Rivas Fernández publicó por primera vez un estudio sobre esta piedra, encontró en el interior del templo otra ara de la época romana, aunque tenía borradas las inscripciones.
No es raro, ni mucho
menos, la reutilización de estas piedras. En “50 lugares sagrados de Galicia”, en el capítulo dedicado a Santa Eufemia de Ambía
describía un ara romana dedicada a las ninfas hallada en una fuente
y utilizada como parte del mobiliario de la iglesia.
Por último, en esta
misma parroquia ourensana se encuentra otra localidad con un enigma
secular: Castro de Escuadro. Allí se aparece una luz popular, quizá
la más estudiada de las muchas que hay en Galicia. En otra ocasión
hablaremos de ella.
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