sábado

72. Santo Cristo de Xende

Casi de pasada, en el libro menciono el santuario del Santo Cristo de Xende, ubicado en el municipio pontevedrés de A Lama, porque allí existe también la tradición de 'ofrecidos' que, en la procesión, desfilan en el interior de ataúdes.
La romería, que tiene ese ingrediente religioso-festivo típico de las romerías gallegas del interior, se celebra este fin de semana.
Más por devoción que por tradición, la costumbre de ir en el interior de un féretro tiene el mismo significado que en Santa Marta de Ribarteme (48), y es el agradecer el haberse salvado de la muerte o haber sufrido una enfermedad importante.
Ataud en la puerta del santuario






Otra muestra de devoción que realizan los romeros, llegados desde distintos municipios de la comarca de Pontevedra y de los cercanos concellos de Beariz o Avión, es pasar un paño por la imagen o dar vueltas alrededor de la iglesia o en el vía crucis, descalzos o de rodillas.
Al final del vía crucis hay un cruceiro en el que los romeros dan nueve vueltas como parte de un ritual de protección que se repite, con matices, en muchos otros lugares de Galicia.
 
exvotos en el interior del templo




Sin duda, lo más llamativo es la procesión con ataúdes. Existen fotografías que dan fe de que esta práctica era corriente en 1919, cuando el fotógrafo catalán Adolf Mas retrató esta romería, que se celebra desde el siglo XVII

GPS: 42.38731,-8.417668




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lunes

El rito del herniado, también en Galicia

Me sorprendió leer en el libro de Carlos Ollés Estopiñá, Lugares mágicos de Aragón, que en la localidad de Lobera de Onsella se realiza, en la noche de San Juan, un rito para curar a los niños herniados, haciéndolos pasar por una carrasca abierta. Esta tradición fue recuperada por los vecinos de esta localidad zaragozana y se escenifica cada año. Lo que me llamó la atención es que esta práctica se realizaba (no tengo constancia de que se siga haciendo) también en Galicia. En el clásico libro 'Supersticiones de Galicia', escrito por el médico Jesús Rodríguez López, cuenta algo muy parecido al rito de Lobera de Onsella.
"Para curar las hernias de los niños se hiende un roble joven y los padrinos hacen pasar a la criatura por la hendidura, poniéndose al padrino de un lado y a la madrina del otro. Tres veces le da el niño el padrino a la madrina y otras tantas se lo devuelve esta a aquel, repitiendo estas palabras.
Doucho quebrado
Dácamo sano
Después juntan las partes separadas del arbolito, lo atan cuidadosamente y, si llega a pegar, el niño cura, y si no, seguirá quebrado".
Rodríguez López no aclara en qué partes de Galicia se realiza este rito, aunque apunta que originalmente se realizaba en la noche de San Juan y posteriormente se extendió a cualquier época del año.
El rito de curar el herniado se realizaba, además, en diferentes partes de la península ibérica, con similares características, aunque con diferentes árboles.