miércoles

89. Cospeito, la ciudad maldita cubierta por las aguas




No digo nada nuevo si afirmo que muchas leyendas se repiten en muchos lugares de nuestra geografía. Cambian los protagonistas o los detalles, pero hay relatos legendarios que se adaptan a cada lugar. Es el caso de las ciudades inundadas por las aguas tras un castigo divino. En Galicia hay unas cuantas, y hoy solo visitamos una como ejemplo, pero también en otros muchos puntos de la Península Ibérica, desde las Rías Baixas hasta los Pirineos, encontramos historias similares.
Bajo la laguna de Cospeito hay una ciudad arrasada por las aguas, con tres versiones diferentes. La más conocida es la que cuenta Leandro Carré Alvarellos en su clásico “Las leyendas tradicionales gallegas”, en la que cuenta que en este paraje existía la ciudad de Beria, a la que visitó nada menos que la Virgen. Preguntó por un templo a una buena mujer y esta le contó que los habitantes de la ciudad solo adoraban a figuras de piedra y de madera, entre las que citó a Baal (importante dios de varios pueblos como cananeos, filisteos y fenicios, entre otros). Ante esta situación, la Virgen maldijo la ciudad, ordenando que caiga del cielo tanta lluvia que anegue casas y huertas para que ningún cristiano se contagie de las prácticas de los poderosos de Beria.
Esta historia, mezcla de los castigos bíblicos de tiempos de Noé y de Sodoma y Gomorra, pretende aleccionar sobre la creencia en dioses distintos de los cristianos y es una constante en otras ciudades anegadas por castigo divino, como la que se encontraría debajo de las lagunas de Doniños, Carregal, Antela y un largo etcétera.
Carré Alvarellos cita que, cuando bajan las aguas, aun se pueden ver piedras y palos asomando entre las aguas de Lamas de Goá, en Cospeito. Pero hay otras historias en torno a esta laguna.
Otro relato también atribuye la laguna a la Virgen, aunque en esta ocasión tiene elementos más clásicos. Nadie atendió a la madre de Jesús en la ciudad de Valverde, excepto una familia que sacrificó a una ternera para darle de cenar. La Virgen ordenó tirar los huesos del animal en las cuadras. Al día siguiente les mandó ir a ver las vacas y terneros que habrían salido milagrosamente de los huesos, ante la incredulidad de los propietarios. “Tan cierto es que tenéis terneros y vacas, como que la villa de Valverde fue inundada por las aguas”, indicó.
Una tercera leyenda sitúa a la Sagrada Familia por estos parajes, cuando huían de la persecución de Herodes. Tan mal los trataron en la ciudad, que un zapatero provocó una herida al pequeño Jesús, de la que brotó tanta sangre que anegó la urbe.

Esta entrada es un extracto de uno de los capítulos de "50 lugares sagrados de Galicia"


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