A pocos metros de la ermita de San Amaro hay una gran losa de piedra al ras del suelo en la que se pueden ver unas 'pías', que son protagonistas de la historia que queremos contar. Antaño, cuando se realizaba la romería en honor al santo, el agua de estas 'coviñas' era bendecida por el cura y con el líquido se realizaban aspersiones que permitían bendecir a las personas, pero también a los campos y al ganado, tres elementos importantes en la sociedad rural gallega.
Un poco más alejada del templo, a tan solo unos metros, hay una piedra que sobresale y que hace las veces de mirador sobre buena parte de la parroquia y de la comarca de O Condado, divisándose perfectamente el monte de San Nomedio. Esta roca tiene signos de haber sido trabajada y algunos consideran que se trata de un altar que formaría parte del castro.
Y aún hay más.
Los túneles
Como todo castro que se precie, tiene sus leyendas relacionadas con los míticos 'mouros', seres omnipresentes en todos los rincones del rural gallego. En este caso, es casi "de libro" la relación entre el castro y los 'mouros'. Y es que dice el relato popular que el interior de este castro estaba cubierto de túneles hechos por estos personajes, pero los vecinos acabaron tapándolos porque el ganado se perdía en su interior. Los pasadizos llegaban hasta Taboaexa, en el concello de As Neves.
Lo cierto es que en toda la comarca se encuentran leyendas de túneles construidos por los 'mouros', como los que se adentran bajo el atrio de la ermita de la Asunción de Pesqueiras, también en Salvaterra, los que unen A Picaraña y el castillo de Sobroso, o los que discurren desde el castro de Troña (Pías) hasta el río Tea.
Cómo llegar:
42.153206303255104, -8.47313353292091
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